Como dato a destacar, la pérdida de empleo ha sido más grave cuanto menor era el nivel educativo. Si comparamos los perfiles de las personas que han permanecido trabajando durante este último año, con los que han perdido su trabajo, destaca notablemente la diferencia en el nivel de formación entre ambos.
Según el boletín ‘Avance del mercado laboral Asempleo-AFI’, el 90% de los trabajadores que han perdido su empleo a lo largo del último año, tenía un nivel formativo bajo. La misma idea recoge el VIII Monitor Anual Adecco de Ocupación, el cual afirma que los menos afectados por esta destrucción de empleo han sido las personas con formación superior.
De hecho, en los últimos cuatro trimestres, solo ha crecido el número de ocupados con estudios superiores, mientras que se ha reducido el de aquellos con niveles educativos inferiores.
Formación requerida en las ofertas de empleo
Además de estos datos, la importancia de una buena educación se ve reflejada también en las ofertas de empleo, las cuales solicitan cada vez con más frecuencia niveles formativos elevados.
Nos encontramos en plena transformación, por ello no es de extrañar que las empresas requieran cada vez más de personas cualificadas y muy importante, con capacitación digital. Tal es así, que el 42,7% de las ofertas de empleo generadas en el último año en nuestro país demandaba una titulación universitaria y un 38,76%, formación profesional.
Formación durante el ERTE
La formación es clave para la empleabilidad y se pretende que la figura del ERTE, tan común en la actualidad, siga vigente más allá de la pandemia como alternativa al despido y como vehículo para mejorar la formación y cualificación de los trabajadores.
La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha afirmado que más de un millón de personas trabajadoras, han accedido durante su ERTE a acciones formativas ya sea de forma voluntaria o mediante formación proporcionada por la propia empresa, lo que, según Díaz, ‘’es una garantía de empleabilidad y de futuro’’.
Según el Instituto Nacional de Estadística, en el año 2019 en España el abandono temprano de la educación (personas de 18 a 24 años que no ha completado la educación secundaria) alcanzó la cifra del 21,4% para los hombres (la más alta de todos los países de la UE) y del 13% para las mujeres (uno de los más altos de la UE, solo superado por Bulgaria, Malta y Rumanía). Ante estos datos y, teniendo en cuenta que cada vez es más necesaria la cualificación para acceder a puestos de trabajo, incrementar los niveles de formación de nuestra sociedad es una tarea pendiente en la que debemos trabajar.